¡Dicen que eres un experto en lo tuyo! Que consigues entonar canciones susurrantes que enajenan a través de melodías mágicas.
Dicen que a veces estás de buen humor y acometes acciones heroicas, provocando que más allá de las fronteras, donde la vista no puede llegar, dos corazones se unan.
También dicen que a veces amaneces frustrado, con el ceño fruncido y enfurruñado. Momentos en los que en vez de dejar de disparar, prefieres lanzar con desaire las flechas para que algunas almas se intoxiquen con una imagen sugerente y un fondo amargo.
Dicen los antiguos, que eres infinito, que siempre has estado a través de los tiempos y que nunca te extinguirás.
Que eres camaleónico y que te vas modificando según dónde y cuándo estés. Que lo mismo te valían los gloriosos poemas de un Lope enamoradizo, que los escuetos mensajes de un aparato impersonal.
A ti eso te da igual. Pues dicen, los que bien te conocen, que no te importa el formato, que lo trascendente es el fondo.
Y dicen más cosas, querido, que escuchas y que para ti son entretenimientos en las largas noches de invierno.
¿Qué más da lo que digan? Tú estás ajeno a las modas, a las críticas, a los comentarios.
Tú, solo lanzas, lo demás ya no depende de ti. ¡Qué otros sepan curar la herida de una flecha maltrecha! Bastante tienes con no poder descansar ni un instante en toda tu historia.
¿Sonríes, pícaro?
¡Solo tú sabes cuántas plumas doradas vas a portar en esta semana y cuántas de plomo  harán las veces de tus travesuras!