¡Qué bonita eres!
Luminosa y enigmática.
Eres fuente de inspiración
ajena al paso del tiempo.
¡Mágica!
Me quedé mirándote hipnotizada,
mientras la luz azul
resaltaba aún más tu brillo.
Me iluminaste el día
y me sacaste una sonrisa.
Ya pensé que no te vería,
pero ahí estabas otra vez,
horas después, esperándome
guiñándome tu ojo.
¡No era necesario!
Tu atracción me seduce.
Iluminas la noche de mis entrañas,
entonando el ritmo de la vida.
Recordando que siempre estás
en este recodo del Universo.