Foto de Mª Pilar Berzosa Grande

Foto de Mª Pilar Berzosa Grande

En la vida hay tanto que dar…que parece mentira que se nos olvide y que todos los años por estas fechas tengan que venir a recordárnoslo a modo de bombardeo, como si en los once meses restantes no existiera la necesidad. Hay tanto que dar… que si se comprime en un mes, uno puede llegar a saturarse, llegar a sentirse insolidario, llegar a sufrir más de la cuenta o a hacerse valoraciones de diferente índole. Pero es que en la vida hay tanto que dar… incluso anónimamente, sin que haya ninguna marca comercial detrás que pueda hacer su “agosto” con la presencia de unas fiestas que aumenten sus beneficios.  En la vida (esa que para un amigo sabio es como “una tontería”) hay tanto que ofrecer… Esa sonrisa, ese abrazo espontáneo, esa palabra de aliento, esa compañía silenciosa, ese beso sincero, esa señal de que estás acompañado a través de la tecnología, ese tiempo que puedes dar para hacer un recado a una persona que no se puede mover…Sí, esa cuota que puedes aportar a lo largo de todo el año, sin que nadie lo sepa, incluso a pesar de escuchar que te estás lavando la conciencia (que lo mismo sí, no lo sé). Esa elección de vida de esforzarte durante años para cuidar a quien quieres  a pesar de tus dolores físicos, de tu tiempo de ocio, de tu gasto económico, de tu desgaste del alma, del riesgo de otras pérdidas… En la vida puedes prestar tus oídos para escuchar el lamento de tu amistad y caminar con ella sencillamente, andando y que no sepa que has dejado de ver tu serie favorita o te has quitado de la siesta o que hoy no vas al cine. Hay tanto que dar que incluso a veces, prestamos nuestro mal humor porque nos sentimos frustrados, perdidos, desbordados y sencillamente  hartos de la propia complicación de la vida.

Pero si estás predispuesto a dar día a día, con sus semanas y con sus meses, puedes sentirte satisfecho porque estás alrededor de una rueda de atracción, en que no siempre como necesitas o deseas, puedes encontrar a alguien que te regala su palabra, su sonrisa, su imagen, su presencia (hasta inmaterial). No hace falta que lo acumules todo en un sólo mes, ¡qué va! Hasta te puedes liberar de esa presión. Tener la mano abierta, es producto de la postura de tu brazo (pruébalo) y casi de manera magnética, la tendrás llena con otra piel, siendo esa  la recompensa, sencillamente.