¿Qué supone una caricia? Un instante de comprensión, un suspiro de placer, una oleada de aliento, un momento de llanto. Las caricias arrullan el alma; son un vehículo del amor. No tienen por qué sólo físicas; unas palabras, dichas con suavidad, aunque firmes, susurrantes a la par que apasionadas, pueden suponer el mismo impacto que el roce de la piel con la piel. La amabilidad puede ser el envase donde habitar entre otras expresiones, las caricias. ¿Qué cuesta ser amable? Aunque firme (si se están defendiendo los derechos) ejercer la amabilidad, cuesta menos porque se derrocha una energía muy distinta, que si se hacen otras actitudes.

A veces, el viento acaricia la cara, trayendo con él el olor de aquella hierba humedecida o de ese salitre deseoso de saborear. A veces, la sonrisa de un amable extraño te reconforta cuando nadie, ni el más íntimo, te quiso acariciar. A veces, surge el milagro de que viento y extraño se aparezcan ante ti y sin darte cuenta, te percibes devolviendo con otro lo que has sentido, esa inercia, sin más.