Hoy, alguna de vuestras empresas se hará millonaria; se establecerán guerras comerciales para ver quién se apodera de mi territorio; subirán los impuestos para que todos se puedan llevar una parte del pastel, sin tener en cuenta a miles de personas que nunca se beneficiarán de mí. Si al menos, esos a los que no les llega la energía pudieran tener un poco más de confort, hoy estaría contenta. Pero no, sólo se nutrirán los ávidos de avaricia que no miran hacia el futuro; que no se salen de la esfera para ver lo que provocan cada vez que taladran mis pulmones, cada vez que sacan el oro negro de mis venas, cada vez que un trozo de mí se desprende y como náufragos mis inquilinos peludos, tienen que vagar a la deriva hasta posiblemente, su extinción.

Hoy es un día triste y cuando os llegue la noticia, lo harán de tal manera que os seguirán idiotizando para que sólo las voces de algunas personas, visionarias del futuro, puedan valorar la tragedia que estáis haciendo hoy y muchos hoy.
Nada puedo hacer pues ante los sordos y ciegos mentales ¿qué se puede decir? Vuestros hijos y nietos, encontrarán el futuro tan negro como lo ideáis en vuestras recreaciones de ficción, sin que nada revolucione esa posibilidad.
Sólo me queda lanzar el lamento entre los entresijos de los cables, a modo de eco, para sentirme más acompañada en mi llanto.