Dorado, frío y calculador.
Como tu pelo, dorado.
De sonrisa cínica y encorsetado.
Me espanta tu presencia,
no más que tus palabras
llenas de esencia odiosa,
de contenido malvado.

¡Un sistema maltrecho!
¡Algo está fallando!
no de ahora,
de hace mucho tiempo.

Tiempos grises, ahora negros.
Para volver a lo antiguo
como si de nada sirviera
haber vivido holocaustos.
De dorados va tu oferta
podrida, para lo Humano.