Amor,
Llegaste una mañana
al alba
para calentar mi cuerpo
para templar mi alma.
Amor, amor…
Te fugaste
como el sol del invierno
sin aviso, a destiempo.
¿Por qué te sigo llamando Amor?
Eres sombra de la puerta
que entreabro esperanzada,
por si algún día apareces Amor.
Aunque, ¿seguiré al otro lado?
Suave, yo también me desvanezco.